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Convierte el obstáculo en posibilidad.

PIENSA

SIENTE

DESEA

HAZ

4 procesos que deben estar en las mismas coordenadas para tener una VIDA SALUDABLE.

¿Cuántas veces has pensado una cosa y has hecho otra? ¿Cuántas veces has deseado algo y piensas que no lo vas a conseguir?

Si cambias tus pensamientos, cambian tus emociones y tu estado de ánimo y, por lo tanto, tu conducta.

¿Estás preparado/a? ¡COMIENZA, HOY MISMO, TU CAMBIO!

TERAPIA FAMILIAR

La familia es un sistema. El síntoma que padece uno de los miembros tiene que ver con las dificultades que atraviesa esa familia en esos momentos. Todo comportamiento de un miembro de un sistema tiene un valor de mensaje para los demás. Incluso el silencio o la mirada, o la indiferencia, siempre comunican algo.
Los objetivos a trabajar son aumentar la capacidad de relación, fomentar la escucha activa y el diálogo. Llegar a acuerdos a través de la mediación de conflictos. Se acompaña y se orienta a la familia con el fin de que tengan una vida más saludable.
Si estáis pasando una situación que os hace sufrir, como por ejemplo que un hijo/a se haya convertido en adolescente y no tenga límites, una separación, una situación de paro laboral, cualquier dificultad que estéis viviendo con angustia, en la terapia familiar encontraréis recursos que os den otra perspectiva de la convivencia familiar.

La convivencia es lo sagrado de la relación. (Ética del cuidado)

TERAPIA DE PAREJA

En una relación de pareja, a veces, se nos presentan conflictos que no sabemos resolver. Éstos nos crean desestabilidad emocional. Pensad que las personas estamos en un continuo cambio de crecimiento y que la pareja debe estar motivada para seguir aprendiendo el uno del otro y revisar sus propios “engranajes”.

Algunos problemas comunes tienen que ver con la convivencia, la sobrecarga de tareas, los proyectos de futuro, las expectativas, las nuevas tecnologías, sentirnos poco deseados/as, falta de confianza, como enfrentarnos a una separación.

En el fondo debemos trabajarnos el cuidado hacia el otro/a y ser conscientes de que a pesar del conflicto, queremos salvar la relación, o no, y para ello también se debe trabajar.

Cualquier relación se nutre de palabra y de tiempo… ¿cuánto tiempo os dedicáis a vosotros/as y cómo va la comunicación? Base esencial para que una pareja fluya.

Desde la terapia familiar se dan herramientas para poder hacer frente a estas dificultades que se van presentando a lo largo de la vida.

Una persona debe saber asumir el sufrimiento propio de la vida, inevitable. Lo que no se puede asumir es ese daño profundo que se da en las relaciones pudiéndose haber evitado. (Ética del cuidado)

TERAPIA INDIVIDUAL

El objetivo de la terapia individual es conseguir estar en el mundo de una manera más saludable. Para ello trabajo, con las personas, de manera integral, teniendo en cuenta sus cinco áreas vitales (área física, área emocional, área intelectual-creativa, área práctica y área espiritual).

Algunas situaciones o dificultades que se nos pueden presentar y que deberíamos buscar apoyo terapéutico: ansiedad, depresión, proceso de duelo, problemas relacionales con nuestro entorno, baja autoestima, miedos, habilidades sociales, estrés laboral, regular los comportamientos adictivos, reconstruirse después de haber sufrido una situación de violencia (abuso, agresión, violencia de género), dificultades con tu identidad sexual,  querer conocerse más y realizar crecimiento personal.

No abriré mi alma a nadie que no pueda sostener lo que de ella sale. (Ética del cuidado)

TESTIMONIOS

  • Ana (39 Años)

    El proceso de terapia a supuesto en mí un antes y un después.
    Cuando decidí que necesitaba ayuda, creí que solo venía a afrontar los miedos que habían surgido en mi, sobre todo el miedo a morir.
    Pero ya en la primera sesión supe que iba a ser más complicado, me hiciste ver que además de los miedos ya no era la persona que había sido hasta el momento, me había perdido a mi misma.
    Me has enseñado muchas cosas y todas ellas tan necesarias, cada sesión de terapia suponía un volverme a cuestionar todo, todo lo que había aprendido hasta el momento.
    Has cambiado mi forma de pensar, de valorar, de vivir, de disfrutar.
    No sólo he conseguido reencontrarme conmigo misma, he descubierto en una parte un nuevo yo.
    He aprendido a perdonarme y no cuestionármelo todo, como bien dices siempre “hice lo que pude con las herramientas que tuve en ese momento”.
    He aprendido a estar en el presente mucho más de lo que estaba, y no mirar hacia el pasado ni pensar tanto en el futuro. Que las cosas no son lo que pasan, sino como lo afrontamos.
    He aprendido a quererme más, a respetarme y hacerme respetar, a poner límites que son sanos para mi.
    He aprendido que el miedo no es perder a la gente, el miedo es perderme yo intentando complacerlos.
    He aprendido a proteger mi paz.
    He aprendido a ser paciente, a disfrutar del momento, he aprendido a valorar las cosas y los momentos más aún de lo que ya lo hacía. Y que las cosas que más importan nunca son cosas.
    He aprendido que dejar ir no es dejar de amar. He aprendido que hay despedidas que no son dolorosas pero otras que duelen hasta el alma. Y que los recuerdos son lo único que dejamos en este mundo.
    He aprendido que el miedo en cualquier momento volverá a estar presente pero no debe hacerme sufrir.
    Me he prometido a mi misma seguir aprendiendo.
  • Esther (50 años)

    Este proceso de terapia, evidentemente, me ha ayudado muchísimo.
    Sabía que necesita apoyo psicológico, por el estado tan depresivo en el que me
    encontraba, la tristeza que me acompañaba, el sentimiento de soledad, de angustia,
    ansiedad, y con ello la pérdida de peso. El hecho de permitirme iniciarlo ya fue un gran
    logro para mí.
    Gracias a la terapia, me he comprendido más, me he sentido mejor conmigo misma, he
    dejado de poner en duda mi valía como persona, especialmente como madre y ante mi
    marido. Y poco a poco ha ido creciendo mi autoestima, que falta me hacía.
    He aprendido a vivir más en el presente, en el aquí y el ahora, disfrutando de los buenos
    momentos, de cada minuto de mi vida, pero sobre todo a no dar tantísima importancia
    a los momentos no tan agradables y gestionarlos de la mejor manera posible. Y he de
    añadir que los malos acontecimientos no duelen tanto, y eso ya es un mundo.
    Algo ha cambiado en mí, una tranquilidad que antes no tenía, menos preocupada, que
    no dejada, por supuesto, por cosas diarias que no merecen la pena. Lo que me produce
    gran paz interior.
    La terapia, el tratamiento médico, todo habrá influido pero lo que sé es que cada vez
    más vuelvo a ser la persona que era hace mucho tiempo atrás, con ganas de vivir y
    disfrutar.
    Gracias a Chus, mi terapeuta, he adquirido las herramientas necesarias para crecer como
    persona y, especialmente, aumentar mi autoestima, valorarme y disfrutar cada minuto
    del día.
    Y así, he comenzado a darle un giro a mi vida para que tenga más sentido vivirla.
    Chus, un millón de gracias por haberme acompañado en este proceso de crecimiento de Crecimiento Personal.

  • Isabel (17 años)

    Para mí ha sido un proceso largo y duro a veces, que me ha ayudado a conocerme y a respetarme, ante todo y todos. Proceso también en el que vas viendo poco a poco los frutos de ese cambio, solo tuyo y propio. Consciente del trabajo detrás y parándome a pensar en cómo quieres vivir y en todo lo que tus palabras y acciones representan.

  • Mariona (16 años)

    Este proceso de terapia ha sido un camino en el que he ganado consciencia, mucha consciencia. De que la vida pasa, tanto si estás bien como si estás mal, pasa aunque no quieras que pase, aunque estés haciendo cosas que no te gustan o que estés haciendo tareas rutinarias, el tiempo es el mismo, vale lo mismo y por ello debería de aprovecharlo igual. Es muy diferente estar vivo y sentirse vivo.

    He aprendido también que no debería idealizar mis relaciones, a escoger mi compañía y a sentirme libre de ser quién soy porque eso me ayudará a sentirme viva.
    He aprendido a no dejar para luego lo que desee realmente, a satisfacer mis sueños siempre que se pueda, a quererme porque es la única manera de querer de verdad a los demás.
    A no amar esperando que me amen, a no amar por necesidad si no por gusto, porque es lo que quieres y lo que tu corazón te pide.
    A decir que no y a poner límites, porque eso es una manera de amarme también.
    A no apegarme a los sentimientos negativos ni hacerles caso a mis creencias limitantes y creer que si que puedo y buscarme sentimientos positivos por mi cuenta.
    En resumen, a ser cada vez más la persona que quiero ser, dejando que la vida pase con sus cosas buenas y sus cosas malas pero siempre teniendo claro que soy mi.primera prioridad .
  • Paula (14 años)

    Yo al empezar terapia, siento que era otra persona completamente diferente, ahora soy más consciente de algunas cosas, también sobre pensaba mucho las cosas, y no sabía como salir o evitar esos pensamientos. Ahora ya tengo herramientas y me han funcionado muy bien. También pienso que mientras he estado en este proceso de terapia he tenido algunas situaciones o he tenido que tomar algunas decisiones sobre cosas y actos hacia mí que no me gustaban y siento que si no hubiera estado en terapia no habría podido tomar estas decisiones, que son las correctas para mí. Veo las cosas desde otra perspectiva muy diferente en cuanto a mi yo del pasado y estoy muy feliz por ello, siento que soy capaz de muchas más cosas que al principio, y estoy muy satisfecha y contenta.

  • José Luis (56 años)

    Chus, quiero agradecerte, sinceramente, el empeño y maestría que has tenido conmigo en estos últimos meses y que ha dado como resultado que saliera del fango en el que me veía sumido y pudiera caminar hacia la luz. Ha sido un auténtico placer cada una de las sesiones que hemos hecho y que me han ayudado a quererme, a querer a los demás y a ser mejor persona. Me siento afortunado de haberte encontrado entre las sombras que habitaban en mi mente. Eterno agradecimiento y seguimos en contacto. Echaré de menos tus abrazos tan sentidos y que me han dado tanta fuerza en estos meses. Continúa teniendo una vida plena y sigue ayudando a los demás como lo haces. Un beso.

  • Carla ( 28 años)

    Empecé terapia porque me encontraba en un punto de mi vida donde veía que podía entrar en un pozo. En ese momento, vi claro que tenía que pedir ayuda, o de lo contrario, cada vez me costaría más salir de ese pozo. Me sentía sobrepasada por una situación que me hacía sentir mal y que no tenía por qué seguir soportando. A veces nos queremos convencer de que tenemos que seguir adelante con un determinado proyecto o meta, y se nos olvida lo que es más importante para uno mismo. Tendemos a actuar por imitación. Si veo que mi madre se parte los cuernos trabajando, estudiando y atendiendo asuntos familiares y nunca pasa tiempo de relax, entiendo que esa es la conducta a imitar. Entiendo que hacer lo contrario es ser egoísta y vaga y siento una culpa constante cuando no actúo de esa forma.

    Gracias a la terapia he conseguido prestar atención a aspectos de mi vida que tenía descuidados o que ni siquiera sabía que existían. Siento que a lo largo de estos casi 3 años he conseguido adquirir un mayor control sobre mis decisiones y mis sentimientos, permitiéndome pensar y sentir a mi manera, evitando juicios, comparaciones, entrar en bucles sin sentido... Desde luego, no he conseguido un autocontrol digno de admirar, sigo teniendo mis dificultades, pero me siento más segura para afrontar las dificultades que se me puedan poner por delante.

    Creo que haber recibido terapia durante este tiempo ha sido una de las mejores decisiones tomadas hasta ahora, y creo que el aprendizaje que me llevo lo voy a tener siempre en mi interior para ayudarme a salir a flote cuando más lo necesite. Entiendo que es un trabajo constante por parte de uno mismo y considero que debo esforzarme día a día por aprovechar las herramientas que se me han dado. Creo que esta debería ser la meta primordial de entre todas las que me marco, pues sin bienestar mental, difícilmente se puede avanzar.

    Para terminar, quiero decirte, María Jesús, que te estoy muy agradecida por tu atención y dedicación, me he sentido muy arropada y en un espacio seguro donde expresarme sin juicios, y siempre recibiendo las pautas y consejos que más me pueden ayudar.

     

  • Mari (50 años)

    Lo primero que sé que ha significado la terapia para mí, es que hay un antes y un después. De todas las cosas que he aprendido, creo que una de las más importantes es que tengo que valorarme más y aceptarme como soy. Que se acabó machacarme con ideas negativas, pensamientos tóxicos, cosa que acostumbraba a hacer a menudo. He aprendido como puedo colocar a los que me rodean en función de lo que aportan en mi vida. Veo más cerca el día en que sabré comprender a mi "yo" del pasado y la podré perdonar, gracias a mis nuevas herramientas, por los errores en las malas decisiones que tomé. Al igual que sé, que las que tome en un futuro, serán más conscientemente. He aprendido también a no anticiparme y sufrir por cosas que no dependen de mí y van a suceder igualmente. Sé que tengo que escucharme y valorarme, aprendiendo cosas nuevas e inventarme nuevas inquietudes. No puedo permitirme dejar en la libreta la lista de propósitos en los que trabajé días atrás. Me tengo que poner las pilas en informática, perfeccionar mis conocimientos de cocina, y hacer algo artístico cantar, bailar, teatro... Resumiendo, tomarme más tiempo para mí. Prestarme más atención por fuera y también por dentro. Sólo lamento una cosa, y me hace sentir rabia e impotencia, que mi madre no tuvo acceso a toda esta información y a estas herramientas. Su vida habría sido mucho más fácil y no habría tenido un final tan triste.

     

  • David (43 años)

    Antes de nada quiero darte las gracias por todo lo que nos has ayudado. Tengo que reconocer que al principio era reacio de ir a terapia pero me di cuenta ,rápidamente, que era lo mejor que había hecho . Al llegar, estaba, como se suele decir "en el pozo", dónde todo lo veía negro y no sabía la manera de salir de él. Pero desde el primer día empecé a ver, notar, una sensación de liberación, alivio, confianza, hasta el día de hoy. Sé que aún me queda camino por recorrer pero creo que estoy preparado para poder afrontarlo con confianza y valentía. Me ayudaste mucho con las relaciones tóxicas, me hiciste ver que una relación tóxica no sólo puede ser de un conocido, un amigo, sino cualquiera, hasta la propia familia. Otra de las cosas que he aprendido ha sido a no dudar tanto de todo. Aunque aún me queda trabajo por hacer, noto que por primera vez sé lo que no quiero y saber expresarlo. Sigo teniendo miedos, inquietudes, ya sean familiares, con mi expareja, con mi hijo, con amigos, trabajo, etc, pero ahora creo tener las herramientas necesarias para poder afrontarlas y superarlas. Me siento más positivo que nunca y ya es mucho teniendo en cuenta que era de los que veía el vaso vacío, así que ahora lo veo medio lleno. A nivel de pareja no sé que me deparará el futuro pero sí sé que ha pesar de los motivos que nos han llevado aquí, mi expareja siempre seguirá siendo parte de mí y de mi vida con mi hijo.

  • Núria (42 años)

    Primero de todo, me gustaría dar gracias a ti Chus, por acompañarnos durante todo este tiempo. Sin ti, todo esto no habría sido posible. También dar las gracias a mi expareja, por haber hecho juntos este aprendizaje de vida. Vine el primer día sin expectativas, sólo a escuchar y hablar, no sabía muy bien que era lo que me iba a encontrar. Desde el principio me di cuenta de que tenía que estar preparada para "exponerme" como no lo había hecho antes. Los "deberes" requerían estar presente y sacar cosas que estaban muy bien "guardadas" en nuestra mochila. Entender que para "cuidar", amar a otra persona (pareja), es necesario cuidarte, mimarte, amarte a ti mismo primero, es un largo camino, sobre todo para alguien como yo, que es "cuidadora", que lleva mucho tiempo cuidando de los demás y olvidándose de ella misma. Estoy muy contenta de cómo ha evolucionado la relación con mi expareja. Cuando empezamos sentía resentimiento y rechazo hacia él, que por mi naturaleza, me hacían sentir que no era yo. No me gustan nada esos sentimientos y salir de ahí, me ha dado paz. Hemos podido hablar y exponer nuestros miedos, inseguridades y también lo que queremos, hacia dónde queremos ir. De esta manera he podido soltar, empatizar y ponerme en su lugar, para entender mejor lo que nos separó. Con nuestro hijo también ha sido un aprendizaje, desde el miedo a cómo hablarle de la separación, a comprender que si lo hacíamos desde la tranquilidad, resolviendo sus dudas, hablando mucho...todo sería más sencillo.

    Sé que el aprendizaje no acaba nunca, día a día hay que trabajar y velar por sernos fiel a uno mismo y descubrir que cuando uno se pone en el centro de su vida, se da cuenta que es lo más importante de su vida.

  • Gloria (53 años)

    Para valorar mi terapia he de volver al principio. Hace unos años yo era un vegetal que sostenía mi tristeza y desánimo por vivir, no tenía sentimientos, mi ego estaba descontrolado, mis pensamientos eran negativos, tenía complejos, en el cariño estaba incompleta, no me gustaba, no me gustaba mi vida, hasta el punto de actuar para poner fin a este túnel negro, que no tenía salida, pero no resultó. Y seguí siendo un vegetal, bueno más bien una persona muerta en vida, sin alicientes. Mi cuerpo, en un momento determinado, empezó a decirme que necesitaba ayuda y sin pensarlo y con las palabras entrecortadas llamé a quien me tendió una mano y me llevó a revivir con su terapia.

    Comencé a sacar mis lágrimas, a construir una Gloria nueva. Aprendí a expresar mis sentimientos, a soltar lastres a los cuáles me ataban mis creencias, que no iban conmigo. Afianzando así mi autoestima, me valoro y me doy reconocimiento. Valorarme, cuidarme y encontrar un equilibrio en mi vida, permitiéndome  llorar si era el momento, reír si lo necesitaba. Vivir el día a día y encontrar mis momentos Eros y huir de mis Tánatos, cogiendo confianza en mí misma. Sé lo que quiero, como lo quiero y para que lo quiero, pensando lo que siento, lo que deseo y cómo lo voy a hacer, empezando a pensar con quién quiero vivir, estar y para qué, buscando así una vida plena, de paz, libertad para hacer lo que quiera en el momento que quiero. He descubierto todo lo positivo que tengo, lo que valgo e incluso he recibido reconocimiento de ello por otras personas. No pienso en el futuro, vivo el día a día, me enriquezco cada día más. Valoro lo sencillo y todos los días doy gracias por un nuevo día poniendo toda mi fuerza mental y física para conseguir lo que quiero y lo que me merezco. He conseguido que mi vida tenga sentido, saber perdonar, amar, comprender sin que eso afecte a mi Ser. Intervenir en los problemas cuando están y no anticiparme, pensándolos antes. He perdido el miedo a perder a gente, por no ser, yo, lo que quieren. A dar a cada cosa la importancia que tiene, a saber resolver con tranquilidad, siempre pensaré en la parte que a mí me corresponde. Después de mi Crecimiento Personal me siento una Gloria nueva, fuerte, que lucha por sus sueños y que sé que conseguiré porque ya no tengo ni tristeza. Controlo mis emociones, mi Ego, no tengo miedo al fracaso porque si no lo intento no habré fracasado, no me dañan las críticas, me acepto como soy y doy lo que soy, guste o no. En definitiva esta terapia ha hecho el milagro de mi vida, he vuelto a nacer y me gusta lo que soy. Ojalá todos los que están pasando por esos momentos encuentren a alguien que les modele su vida, para bien, como me ha pasado a mí. Estoy orgullosa de mí misma y seguiré llevando mi vida con las pautas que han depositado en mis manos para que lograra este punto. Meta superada. Fin de mi terapia. Agradecida y emocionada. Gracias por tenderme tu mano.

  • Alba (22 años)

    Empezaría diciendo que la terapia me ha cambiado la vida. La manera de enfocarla y poder apreciar las perspectivas. Mi proceso comenzó con malas gestiones en mis vivencias, con angustia y dolor ante las situaciones que se escapaban del control de mis manos. Ahora las que no puedo controlar, no me duelen ni me angustian, asumo que no dependen directamente de mí, las respeto, pongo límites y las asumo sabiendo que no dependen de mí que sucedan. Lo que realmente depende de mí es como me afecten y como las canalice y enfoque.

    Mi proceso comenzó con ansiedad en mi día a día, inconsciente y consciente. Millones de pensamientos negativos y tóxicos que por mi mente se repetían una y otra vez y hacían explotar mis emociones y mis nervios, no podía avanzar con claridad y me sobrepasaban los miedos y los impulsos. Ahora sé cuándo uno de los miles de pensamientos que se nos pasan por la cabeza durante el día, puede llevarme a sentir ansiedad, puede hacerme sentir mal, puede crearme miedo y puede hacerme tener actitudes tóxicas. He aprendido a desmontar mis propios pensamientos perjudiciales y dañinos, para poder empezar a pensar de manera sana para de esta manera poder cuidarme, fortalecerme y vivir en paz. He aprendido que los pensamientos crean realidades y si la realidad que quieres vivir es sana, tienes que desmontar la toxicidad y las cargas mentales que tengas o hayas cargado a lo largo de tus años creados por ti o por tu entorno.

    Mi proceso comenzó pensando a través de impulsos y actuando en función del pensamiento, pudiendo la mayor parte de veces arrasar con todo y explotar con sensaciones o emociones perjudiciales principalmente para mí pero en consecuencia también para los demás. Ahora he aprendido a pensar, sin anclarme a mis propios pensamientos negativos, o darles una vuelta convirtiéndolos en sanos y sin anclarme a ellos, permitirme sentir. Muchas veces olvidaba el dejarme sentir por miedos o por mis propias creencias que llevaba en mi mochila. Ahora pienso, me doy el tiempo que necesito, busco la perspectiva y después me dejo sentir y el dejarse sentir viene acompañado de actuar. Y esta vez saber actuar sin arrasar y sin impulsos dañinos, sintiendo, cada vez, que actúo a través de pensamientos que me ayuden a ser mejor y a sentirme orgullos de mi misma. He aprendido a ver actitudes o reacciones que pueden llegar a hacerme daño y a desmontar lo creado, los veo a través de alarmas que me avisan del peligro y pongo límites. He visto más que nunca que los límites son necesarios para cuidarse. Veo los diferentes grados de conciencia de mi entorno y veo el mío, los respeto y me acompañan diferentes de ellos, siempre y cuando no me hagan daño. Porque aunque no sean cómo el mío, cada cual es un mundo y de todo se puede sacar cosas maravillosas. Algunas veces me he sentido sola en el proceso o en situaciones en las cuales mi grado de consciencia era distinto, pero no me duele, porque sé que me tengo a mí y eso, realmente es lo más importante. Saber que siempre que estés, nunca estarás sola. Y, de hecho, cuando me pasa ahora, no sufro, me fortalece y me hace sentirme a gusto conmigo misma. He aprendido pautas para dominar mis miedos y poder bailar con ellos, sin que sean piedras en las que me tropiece a lo largo del baile. Poder quitarlas con esfuerzo y constancia, pero enfrentándome a ellos y decirles que los veo pero que no van a parar mis pasos para seguir bailando y que los quitaré tarde o temprano, se irán. Soy consciente de lo valiosa que es la energía y lo fácil que me ha resultado agotarla en cosas que me dañaban. Ahora sé con qué dosis invertir mi energía en situaciones, en personas, en pensamientos y en emociones para así no quedarme sin o cuando tengo menos poder recuperar la pérdida con situaciones, personas, pensamientos o emociones que me hacen volver a vibrar alto.

    Sé que placeres o situaciones me llevan a momentos Eros y sé cuáles me llevan a momentos Tánatos y al ser tan consciente de los dos, soy capaz de vivir muchos momentos Eros a lo largo de mis días, para que el balance siempre se incline hacia lo positivo y la paz y nunca vuelva a decantarse por el contrario. Me permito sentir también emociones o sensaciones negativas porque soy consciente que son parte de la vida y de los procesos, pero no me comen ni se apoderan de mí y sintiéndolas y sanándolas te fortaleces y consigues vencerlas, aprender de ellas y gestionarlas cada día un poquito mejor. Sé cuál es mi eje principal, desde dónde quiero vivir y aunque alguna vez pueda tambalearme vuelvo con más rapidez a mi eje y vivo o lo intento desde dónde quiero hacerlo. A lo largo de mi vida he sido y soy una persona muy exigente conmigo misma y con mi entorno, ahora sigo teniendo exigencia pero intento que siempre vaya vinculada a impulsarme hacia lo que me haga feliz a mí o a los demás y sobre todo dejar paso a la a la exigencia propia de mi entorno limitando la mía, para poderles dejar tener la suya. Veo el valor que tiene la motivación interna, porque te impulsa y te nutre, te sientes recompensada y procuro no dejar de tenerla para poder en la mayoría de lo posible sentirme llena. Vivo los anclajes positivos que siempre he tenido y he descubierto nuevos para no perder la sujeción. Me resguardo, me preservo, obedezco a mi ser y me doy autoridad y de este modo mi vida ha dado un giro radical hacia la paz, consciencia y la tranquilidad. Noto la estabilidad y cuando la pierdo un poco, la busco, incluso en las cosas que me hacen perderla y así de esta manera pudiendo encontrarla siempre puedo vivirla la mayor parte del tiempo. Hago balances de todo e intento que todo balance el valor positivo y sano sea el que más pese para no perder nunca la luz en cualquier situación o pensamiento. Miro hacia atrás y hace un año no me hubiera creído todo lo experimentado, lo creado, el cambio y en lo que gracias a esta terapia me he convertido. Ahora me siento autosuficiente, independiente, tranquila segura, con fuerza, motivada y soy mi propia prioridad. Agradezco lo que soy, lo que quiero ser, lo que tengo, lo que quiero tener y sobre todo agradezco que uno de los caminos, de la vida, me haya traído aquí y haber aprendido e interiorizado tanto. Te agradezco tu sabiduría y el haberme sentido cómoda en cada una de las sesiones, a través de tus conocimientos me has enseñado a ser cada día, un poquito mejor, me has dado las herramientas y me has hecho sacar el valor. Así que termino afirmando que la terapia me ha cambia hacia mejor y ojalá siempre poder sentirme orgullosa de misma, ver mi crecimiento personal me llena de satisfacción y de felicidad.

    Así que gracias a la terapia y a ti por todo lo que he aprendido y todo lo que me llevo para siempre conmigo. Creo que una de las mejores sensaciones es sentir que te llevas muchas partes de algo, en este caso de esta terapia y que sean herramientas que siempre te van a acompañar y para mí es algo muy valioso y especial. Esta terapia llegó en el momento que más estaba preparada para recibirla y afrontarla y siempre tendrá algo especial y una magia para mí, que espero haberla descrito en esta reflexión.

  • Laura (21 años)

     

    Para mí, el proceso de terapia, ha sido aprender a parar antes de pensar o actuar. Cuando empecé tenía miedo de no saber controlar nunca mis pensamientos y que me siguiesen entrando temblores, mareos y náuseas de cada día.

    He aprendido que hay que vivir de forma consciente. A ver, también, que cada uno tiene su mochila, a saber decir que No, a irme donde no soy yo o dónde no hay un ambiente sano. A ver que me salten alarmas cuando veo algo que no quiero en mi vida.

    Me ha hecho crecer y tener recursos para saber gestionar situaciones o momentos en los que antes sólo lloraba.

    Y aunque no confiaba en ello, es la mejor decisión que he tomado, ojalá hubiera acudido, a terapia, hace muchos años.

  • Ivana (18 años)

    Me alegro mucho de haber dado el paso y empezar a ir a terapia y poder encontrar, tan rápido, a una terapeuta que no sólo me escuchase sino que me diese recursos para el día a día. Ahora soy una persona, totalmente diferente, más segura, con mis objetivos claros y sabiendo cómo quiero llegar a ellos. Sin duda es la mejor decisión que pude tomar en ese momento y que volvería a tomar una y mil veces más, sin pensármelo.

  • Marta (40 años)

    Gracias por tu trabajo y tu acompañamiento, no sé cómo lo haces pero eres magia, eres luz...lo que transmites. Gracias por ayudar a tantas y tantas personas que lo necesitamos, entre ellas, YO.

  • Jaume (26 años)

    Ir a terapia con María Jesús, ha sido una de las mejores decisiones que he podido tomar. Si miro desde que empecé la terapia hasta el final, se ve un cambio significativo en mi persona.
    Pienso que mucha gente debería ir a terapia para aprender muchas cosas útiles y mejorar la calidad de vida.
    Respecto a María Jesús, es una gran terapeuta, consigue conectar contigo fácilmente, te explica todo muy claro, se preocupa por sus pacientes y para mí lo más importante, intenta enseñarte algo con fundamentos, no tienes que hacer ningún acto de fe para entenderla.
  • Azahara (33 años)

    Cuando comencé la terapia con Chus me encontraba en la etapa más difícil de mi vida. Me acababa de separar de mi marido después de poco tiempo casada y una relación de 9 años.
    Era una experiencia nueva para mí  la de acudir a terapia de crecimiento personal pero desde el primer momento me fue de gran ayuda. No solo me ha servido para superar la situación por la que acudía (la cual pensaba que era imposible de superar ya que solo veía oscuridad) sino que me ha ayudado aun más si cabe a mejorar como persona y en muchos ámbitos más de la vida. Me ha hecho descubrir las herramientas necesarias para enfrentarme a muy diversas situaciones de la vida y sobre todo a buscar los momentos Eros. Sin duda me ha echo fluir con la vida y quererme a mi misma cosa que no había echo nunca hasta ahora. Una de las mejores experiencias de mi vida sin duda a sido poder aprender de este proceso y conocer a una profesional como Chus. Gracias!

  • Cristina (30 años)

    Comencé las terapias con M°Jesús durante mi tratamiento de adicciones. Empecé con miedo. En seguida, sus sesiones me desvelaron que era un miedo hacia mí misma. A mi cambio. Pero me enfrenté a él, junto con Chus y, aprendí a conocerme y claro, también comencé a entender a los demás. Un espacio donde compartir y trabajar en y para mí.

    Podría decir muchas cosas que impactaran, pero no encuentro nada más impactante que decir: ojalá todos tuviéramos la oportunidad de tener un espacio de crecimiento personal. Gracias M°Jesús.
  • Elena (18 años)

    Un viaje hasta el centro de mi misma. Me ha ayudado a crearme y a crecer como persona, ya preparada para lo que me depare la vida. Como dice Chus: “No es un camino fácil y cada vez estás más sola pero tienes herramientas suficientes para lidiar con eso”.

  • Frank (41 años)

    El crecimiento personal me ha cambiado la vida por completo, he aprendido a ser más consciente de aspectos que me hacen trabajar para ir en una dirección la cual me hace sentir más feliz.

  • Raquel (39 años)

    Para mí el haber hecho esta terapia ha sido mi luz al final del túnel, ahora veo que yo soy la responsable de lo que pasa en mi vida e importante que yo tengo el poder de cambiar lo que me hace daño o no quiero para mi vida (malos hábitos, pensamientos tóxicos, culpa, tristeza).

    Me ha dado las herramientas para trabajar y poner punto y aparte en mi vida, dejando atrás poco a poco y con trabajo y sobre todo mucha conciencia, las frustraciones, miedos, tristezas que ya tenía como algo normal en mi día a día.

    ¡Vuelvo a ver la Vida! Ya no me levanto pensando que pase el día rápido (aunque es cierto que algún día, sí), tengo ilusión por cosas pequeñas pero espero con las herramientas que trabajé id adquiriendo nuevas ilusiones y metas, sobre todo soy muy consciente de las cosas malas pero consciente de las buenas, de aceptarme yo y aceptar la vida.

    Ha sido, es y será un largo camino. El camino que yo decida, el camino de mi vida Consciente.

 ENFOQUE TERAPÉUTICO:

Mi trabajo lo realizo desde tres perspectivas terapéuticas: desde la Terapia Sistémica, desde la Ética del cuidado y desde la Gestalt.

Desarrollaré un poco la Ética del Cuidado porque es una disciplina muy nueva dentro de la psicología. De las otras dos perspectivas podéis encontrar muchísima información.

La Ética del Cuidado es una forma de entender la vida, que resalta cada vez más, las necesidades humanas, aquellas que pertenecen al ámbito de lo sutil, que se albergan en nuestras emociones, nuestra esencia y nuestro ánimo… necesitamos un uso ético –amoroso que nos permita recibir las relaciones y la convivencia desde una perspectiva más cálida y humana.

En medio de  todo ello la ética del cuidado no es solo una filosofía sobre la que reflexionar si no una premisa de cómo queremos vivir. Es una necesidad urgente que nos permite, al conocerla y aplicarla, de desarrollarnos con más plenitud. Es  un deseo de restablecer códigos de convivencia que nos devuelva ese apoyo propio, necesario, para vivir con confianza, libertad y serenidad. Que nos hagan sentir que tenemos una vida digna emocional y espiritualmente. Que nos permita ser libres y tomar nuestro propio camino con conciencia. En definitiva, que nos permita conectar con la felicidad y la alegría de vivir, con nuestra esencia y que nos permita encontrar “nuestro lugar en el mundo «.

La metodología que llevo a cabo desde los tres enfoques terapéuticos consta de una parte teórica para la asimilación de conceptos y una parte más práctica con ejercicios y sesiones emocionales.

¿A QUÉ NOS AYUDA  UN PROCESO DE TERAPIA?

 

Este apartado podría ser muy extenso. Yo me limitaré a escribir aquellos ítems que me parecen más importantes:

-A ser más consciente, por lo tanto, más libre.

-Reduce el sufrimiento.

-Hacemos un manejo más adecuado de las emociones.

-Nos ayuda a tomar mejores decisiones.

-Promueve el crecimiento personal.

-Las relaciones comienzan a fluir y son más sanas.

-Conocemos nuestras creencias limitadoras,  nuestros saboteadores, nuestras pasiones, nuestros valores.

-Nos hace responsabilizarnos de nosotros/as mismos/as.

¿QUIERES QUE EMPEZEMOS, HOY MISMO, EL CAMBIO QUE DESEAS?

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